Ah, hermosa ninfa de mirada triste,
con el brillo de tus hechiceros ojos,
las divinas Musas iluminarían dos Universos
y parte de muchos otros...
Imprevisible y traicionera,
vuelves a atraparme con tus dulces saetas,
a hacerme soñar con vidas de misterio,
viajando a remotos planetas,
entre toboganes de magia
e ignotas estrellas.
Ah hermosa,
No abandones la escena,
que si te marchas…
¿Qué mas me queda ?
La dolencia del espíritu y sus invisibles cadenas,
la brevedad de la carne y el engaño de la materia,
la herencia del recuerdo y sus oscuras mareas,
la esperanza del futuro como última arena ...