En el marco abarcador de una lumbrera,
A la falda de una frágil noche oscura;
Veo siluetas surgidas a distancia,
De una mano que me llama y que me espera.
Pienso en ti y creo que eres tú,
Que te ocultas tal vez tras de las sombras;
Buscando a verme sin que nadie se de cuenta,
He invitarme a disfrutar la noche entera.
No estoy loco para ver lo que estoy viendo,
Y mi mente no alardea con quimeras;
Fui aquel hombre que un día despreciaste,
Y hoy quisiera que a tu lado yo estuviera.
Fue tanto lo que por ti, ayer soñara,
Y con tu ignoro se troncho mi vida entera;
Formando un cráter tan grande aquí en mi alma,
Que me hundiría en él, si yo te respondiera.
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José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita