seateen
Nada sabes de mí, amor.
Nada sabes
de mí,
Amor;
porque te quedas
quieto,
y sueles mirar y mirar
a todas partes
hasta que te
le metes por los ojos
a alguien que no
te está tomando
en serio.
Nada sabes de mí,
porque sueles ir
lento y distraído
y te tropiezas y caes
en forma de beso
sobre los labios
de un fullero que
a propósito dejó
su boca abierta.
Nada sabes de mí
porque eres
inquieto,
y te cuelgas de
los corazones
sin cuidado,
y los vas tirando
inconscientemente
al suelo sin
preocuparte en
levantarlos.
Nada sabes de mí
porque eres
necio y quieres
que dos cuerpos
aunque sean extraños
ocupen el mismo
lugar y el
mismo tiempo.
Nada sabes de mí,
Amor;
porque el día en
que lanzaste una
piedra a mi cabeza
te sentiste culpable
de haberme dejado
sangrando y con
amnesia de ti por
el resto de mi vida.
Nada sabes de mí,
Amor;
porque preferiste
olvidarte
tú de mí,
y yo
me canse
de no
recordarte.