Me poso en la silla del Poeta y describo
la hiedra toda esparcida en mi existencia,
exterior no se denota o quizás es paciencia,
interior emana un poco, porque la escribo.
Es tu sinceridad de cálido brote franco;
como un arrebato violento do vos sales
con fragancias de amor en floridos rosales
como en tu Poesía, que aunque quiera no me arranco.
Tu manejo que deja la intolerable tolerancia
como nada ante el hecho disponible
de mantenerlo en calma y hacer lo posible
para ser resuelto con sentido… y elegancia.
La gracia de aministrar lo poco o el exceso
con la sapiencia en su punto controlada
en tus palabras que dejan consolada
al alma y traen la impresión, como en un beso.
Esa facultad o talento de igualar lo adivina
del por venir de un futuro acontecimiento;
es tu don, tu escribir, tu sentimiento
y tu paz, que salvan este amor, por lo divina.
Tu trato diferente y único otorga un sitial,
regala el paisaje del cuadro siempre soñado
cuyo pintor deja huella eterna de lo pintado
en su obra que podrá tener parecido, pero no igual.
Es el reflejo de tu mismo corazón en el mar
que palpita tan suave y tan serenamente
manteniéndola tranquila y siendo tan potente;
es tu alma triunfadora en tu manera de amar…
Alviz Neleb
Diciembre 28 de 2011
7:36 a.m. - Miércoles