nelida anderson parini

Negros y Blancos.

Esta debilidad que siento, talando en mi cabeza,

quebrándome los huesos, minando mi nobleza,

corriendo por mis venas, llamándome a pereza,

aunque yo no lo entienda, será una fortaleza.

 

Esta cruel impotencia, que me hace compañía,

proyectando, en mí,  demencia y una  abyecta rebeldía.

 La que agobia mi existencia y que me ennegrece el día,

 me brindará una experiencia, de invaluable  cuantía.

 

Esta tristeza sombría, que la mirada oscurece,

que reseca la lozanía y el corazón endurece,

 la que empaña del sol su brillo y en la sombra fenece,

ha de quedar abatida, cuando a despertar empiece.

 

Esta duda, que  extermina y en mi vida permanece,

que se torna en asesina, de todo cuanto en mi crece.

La que  mi ser tiene en ruina, la que en mi alma se mece,

me traerá sabiduría cuando a comprender comience.

 

Esta imagen clandestina, que mis sueños desvanece,

que me sume en la rutina y esta vida desmerece.

La que mi alma contamina, y en mi campo  florece,

ha de pintar en mi vida, la alegría que embellece.

 

Esta rabia que me guía y el pensamiento embrutece

la que mi mente domina y a su palabra obedece,

la que al sentimiento anima, cuando la ira aparece.

Ha de quedar extinguida cuando la razón se exprese

 

Sensaciones y agonías en la vida están presentes,

se pasean por el cuerpo como almas penitentes.

Van causando mil heridas, conectando precedentes.

Van cerrando las salidas, favoreciendo accidentes.

 

En la escuela de la vida todos los días se aprende,

 a asistir se nos obliga, se titula quien comprende.

La experiencia que ejercita, su sabiduría desprende,

aunque duela y cause heridas, al final eso se entiende…

 

Los matices de la vida, colorean su belleza,

entre penas y alegrías se debate la cabeza.

Se abren y cierran heridas, cicatrizando certeza,

de los contrastes vividos, obtenemos fortaleza…