Digo tu nombre abierto para el mío,
me ciño con tu nombre, penetro por tu nombre,
me reposo en tu nombre, lo repito
en mi vocabulario de quererte,
y repetir tu nombre,
modelarlo con voz de amorosa costumbre,
es recoger palabras de sonrisa,
es recibir palabras de colores,
es aceptar palabras de flor nueva,
de complacencia,
y prosigo en tu nombre
en donde todo es bueno y es de amor,
en donde abro ventanas de buen tiempo
y de noches desnudas para vivir en ti.
Tu nombre es de piel tibia y pensamiento claro.
Yo persisto en tu nombre. Soy tu nombre.