La vida es una escuela en la que no se deja de aprender,
Vemos cosas en este camino que no podemos comprender.
Por qué hay niños abandonados?
Por qué a gente que no los pueden tener?
Por qué tanta gente con hambre,
Y a otros les sobra que comer?
Por qué hay padres que maltratan a sus hijos?
Por qué hay hijos que no estiman a sus padres?
Por qué hay mujeres que traicionan sus maridos,
Y maridos que se portan como cobardes?
Nos creemos sabios todo el tiempo,
Que no tenemos nada que aprender,
Pero de un día para otro nos damos cuenta
Que nos falta mucho que conocer.
La vida me ha dado sufrimiento
Pero también alegría
Y juzgué severamente
A quien causó mi agonía
Nunca traté de comprenderlo,
Quizá porque no tenía capacidad
De comprender que en un padre
También había maldad.
Por qué él reía mientras yo lloraba?
Por qué tanta ira contra un inocente?
Por qué se sentía tan poderoso
Humillando a un ser impotente?
Necesitaba sentirse fuerte,
Deseaba sentir que le temían,
Quería sentirse importante,
O pensaba que no le querían?
En su mente nunca existió la posibilidad
De cambiar su manera de actuar
Por más que le rogué que lo hiciera
No quiso su vida cambiar.
Sé que haciéndome sufrir, él también se hería,
Sé que nunca fue feliz, en su mirada se veía.
Decía que necesitaba licor, para conciliar el sueño
Pero así también se transformaba y se creía mi amo,
Mi dueño.
No me trataba como hija, como un pedazo de su ser.
Me miraba como un microbio, que solo quería comer.
Ahora soy adulta y me he podido dar cuenta
Que la gente es un producto de esta vida incierta.
Si un ser humano nunca recibió amor
Como pretendemos que pueda darlo?
No se puede dar lo que no se tiene, eso
¡¡ Ni dudarlo!!
Quizá fue un ser débil
Que no pudo formarse así mismo
Permitió que lo formaran
Y no le enseñaron optimismo.
Ese ser no es el único ejemplar de su clase
Hay muchos de ellos,
Que estando rodeados por mucha gente
No perciben sus sentimientos bellos.
Tratan de formar parte de la sociedad
Interactúan con los demás mortales,
Pero no se sienten acompañados,
Se encierran en sus propios males.
Creen que podrán sobrevivir
Encerrados en su propia opinión
Por más instrumentos que suenan
Es muy solitaria su canción.
Se comportan prepotentes, imperantes, para esconder su debilidad,
No quieren que nadie se de cuenta que no saben ni a donde van.
No tienen un norte fijo, ni una meta determinada,
Solo alimentan su pobre ego, con una cruda y fría mirada.
Hoy me arrepiento de mi odio
De en mi corazón haber guardado
Contra un ser que no pudo darme
Lo que a él tampoco le fue dado.
Como podía exigirle amor, ternura y cariño
Aun corazón golpeado y abandonado desde niño.
Todo el dolor que causó, fue un arma de doble filo
Cortó mi corazón y el suyo dejó en un hilo.
Hoy lamenta lo que perdió
Aunque nunca lo confesó con su boca
Sabe que arruinó su vejez
Y en su sepultura…. las flores fueron pocas.