DIARIO DE AÑO NUEVO
Un año nuevo nace y otro ajeno…ya se fue
y ese paso de los años arrugándonos la piel,
con algunos frutos sazonados en vino y miel
y otros al quebranto con amargo sabor a hiel.
Fuimos frágiles mortales…gélidos espíritus del azar
cuando con mar de afanes, poblamos cielos sin cesar
y a luciérnagas pasajeras queríamos eternos, abrazar.
Fuimos devaneo del bien y el mal, oscuro y albo pedernal
cuando alimentada la maldad, le dimos casi vida perennal,
pero también bruñimos obras que fueron toda virtud cabal.
Urdimos lechos duros al corazón fiero
pero blando al que encendió los miedos.
Fuimos sombra y panteón del ingrato olvido
pero también con ostentación al amor dimos nido.
Cultivamos fecundos, un jardín de buenos sentimientos
pero también de los odios, fuimos calamidad y vientos.
Templamos los ánimos a fulgor de corajes cenicientos
y fuimos artificio de lo irracional y del apasionamiento.
Saludamos fraternos con fragancia de caricias y sonrisas,
pero también nos alejamos con dolor, sin lágrimas y a prisa.
De abrasadoras noches lujuriosos nos dejamos estremecer
y del dolor del mundo, nos dimos consuelo con sólo compadecer
Pero también nos desvelamos por los abatidos y su diario padecer.
Y aunque a veces quisiéramos espigar alas y nunca más volver,
empieza un nuevo año con sueños en el alma para enardecer.
Y si dejamos que se amedranten, se nos arrugará el alma y la piel
y no habrá en esta tierra ya algo que solícito…nos pueda retener.
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Propiedad intelectual Lucero Moscoso