Cielo claro, despejando, templado el ambiente,
Noche serena, tranquila, silenciosa,
Caminos despejados, desiertos, calma extraña,
Olor a campo, de repente se escucha,
A la distancia, la voz de algún animal silvestre,
Me dejo llevar `por la quietud soñada,
Y dejo salir al alma enamorada en tu búsqueda,
Esperanzado de hallarte a la distancia,
Siguiendo el camino marcado desde el firmamento,
Por los luceros; celestinos de los seres,
Que a través del tiempo y de la distancia, se aman,
No pasa mucho tiempo, para en medio de la brisa,
Me lleguen los susurros de tu espíritu,
Clamando, añorando, sintiendo, el aliento ya cálido,
Por el deseo de fundirnos en un abrazo,
Con los ojos entre cerrados, percibo tu delicada piel,
Agitarse, ante la cercanía de mis piélagos,
Por tanto tiempo, negado por el destino, o ensueño.