No digan de mi, pobre!,
si me ven llorando de amor,
mas al contrario digan:
“miren, ahí va la fuerte,
la que, a pesar del dolor
se sobrepone al abandono de su querido”,
porque aunque yo sienta hastió
y se me oprima el corazón
aun puedo desearle lo mejor
a ese hombre
que sin tentarse el corazón,
sola y llorando me dejó