La ira me corroe, es un arrebato ladino,
La impudicia total, carente de recato,
Es un terrible dolor muy cansino
Que zahiere con desmedido desacato.
Un absoluto desborde de rabia,
Me daña, me produce gran confusión,
Ni siquiera sinceras palabras sabias
Me calmarían de tal aluvión.
Un llanto que resuena furibundo,
Vehemencia que abate airosa,
Revela un enorme semblante iracundo
Provisto de lágrimas cuantiosas.