Yo quisiera cultivar
un edén de primaveras
para quienes cargan penas.
Y para los que aman;
un único e inmenso mar.
Yo quisiera iluminar
A los que se observan caídos.
alimentar a los abatidos
dispersando sonrisas y soluciones
secar lagrimas con nuevas ilusiones
trazando caminos a los perdidos.
Quiero un mundo enaltecido
con afanadas quimeras de libertad,
un hogar henchido de claridad
para aquellos que carecen de colorido.
Que nunca un niño, más, llore
por hambre, estallidos o sed;
Quiero derruir la pared
que de una madre, lo desflore…
No quiero letras, quiero esperanzas
Y una estrella para ti, que sufres,
en violetas amaneceres de bienaventuranzas.
ANTONIA CEADA ACEVEDO