Raudal de tu agua plateada
Que surcando va mi intimidad
Fundiéndose paso a paso
Con mi linfa en un solo caudal.
Las gotitas de diamantes
de tu frente desbordantes
de ese rítmico vaivén,
se deslizan suavemente,
para llegar furtivamente
hasta esa oquedad ardiente
que apremiante te espera ahí.
Y tus labios trémulos e impávidos
Saciarán su sed con avidez
Desencadenando en mi cuerpo
Desconocidos espasmos de placer.
Cuando al final llega la calma
sabrás que sos dueño de mi alma
y de toda mi materia poseedor.