Cuando el cielo nublado se muestra alicaído,
Cual si enterrasen sueños en una profusa fosa,
Semejando tímidamente a la vana losa
Se van caminando por el paisaje abstraído;
Momentos como tales, caen gotas heladas
Que chocan contra el suelo fangoso,
Se desprenden pensamientos angojosos
Y se observa trémula la charca aclarada.
Un hedor gélido, desapacible;
Nubarrones grisáceos, dispersos
Y céfiros aullando inmersos,
Saboreando la frialdad asequible.
Se desperdiga un tenue matiz ceniciento,
Se cincela todo con tristeza,
¡Oh! ¡Contempla la lluvia espesa!
La que impertérrita suelta abatimiento.