Me besaste, cerraste los ojos, y me besaste.
Lo supe: en el estremecimiento del cuerpo,
En la vuelta y media del estómago,
En el aliento caliente que trajo el viento.
Yo también cerré los ojos y te sentí ahí,
Hasta imaginé tu olor y tu respiración agitada,
Aunque abras los ojos y no esté allí,
No dudes que tu beso me llegó, a los labios, al alma.