Mi caminar era errático, pensando quizás,
en el día siguiente
Que haría con tanto compromiso,
mis niños, mi colegio, con toda esa gente,
me faltan mis vacaciones, que hare para este otro año
con mi trabajo con los alumnos que tengo que retener
y no se vayan en busca de otros
fuentes que les sacie mejor su sed
habida de mágicos cuentos
y que debo hacer para re encantarlos
y así continúen conmigo hasta
que emigren a otros mundos
que deben seguir escalando
En fin, tanta fiebre por mi cuerpo, distraído
Tropecé con mucha gente,
que reía feliz en el parque, agrupados
Soñadores, como niños exploradores,
Curioso me acerque tal vez algo está ocurriendo
que despierte mi cansado sueño de buscar un aliciente.
Asombrado descubrí que el motivo de esa alegría
Eran dos pequeñas marionetas
Que con movimientos y gestos, contaban una historia
sin palabras, solo música, se movía con las manos
de los mágicos maestros que se hacían invisibles
al movimientos de aquellos actores,
los más pequeños del públicos reían y jugaban
como si fueran parte de esa historia
los mas adultos miraban entusiasmado
atentos, para no perderse ningún momento
mi mente calmó sus ansias
frente a mi se desplegaba un mundo que tanto
amaba, de magia y de color, de inocencia
mostrada en aquellos niños pequeños
que gozosos interactuaban .
Lentamente me fui sumergiendo en ese
teatro callejero que invadía aquella plaza
con sonidos y títeres bellos
sin darme cuenta me encontré sentado en
el suelo de aquella vereda
sin cansancio, ni con sueño
solo reía encantado, maravillado
de aquellos personajes de la invasión callejera