No es la cama vacía,
Ni el espejo más flaco,
No son los fugaces tranvías
Que recorren los rieles opacos.
No es el milagro que mata
Al inmenso amor dándole vista,
Ni la dignidad tan barata
Y menos las cosas que hacer en una lista.
No es el hurte de otro,
Ni la noche que se va
En un abrir y cerrar de ojos,
Ni tampoco la realidad.
No fue aquel último beso
Tan anémico de amor
Y tan obeso de culpa;
Ni será los vagos recuerdos
Tan desahuciados
E inmortales.
No es ni el tiempo,
Ni la distancia,
Ni el intervalo
De nuestra soledad
Peleada;
Somos, nosotros
Que ya no somos.