Otra vez la recámara vacía
entre cuatro paredes del pasado;
esta cárcel del tiempo me ha privado
libertad de olvidar que la quería.
En su ausencia se pierde el alma mía,
son las fotos y cartas un candado
que sentencia recuerdos que han quedado
para siempre latentes en mi umbría.
Las sabanas conservan la fragancia
que tu piel le dejaba cada noche
cuando había tu amor en abundancia.
Ya murieron los días de derroche,
soledad me restriega la distancia
que nació de la unión con el reproche.
Copyright © 2011 José Luis Calderón
Poesía Agridulce Salpicada de Esperanza.
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