Que hermosa eres, amor.
A los ojos de mi alma
brillas linda y primorosa.
A los ojos de mi hombría
eres preciosa mujer,
la mujer que mi ansia ansía.
Son tus labios el rocío
en el que quiero saciar
la fuerza de mi albedrío.
Son tus pechos esos montes
en aromas de tomillo y de romero
en los que quiero perderme
para así encontrar el cielo.
Son tus vertientes oasis
de dulce feminidad,
sagrario para tu cáliz,
guardián para tu rosa
a la que quiero regar
con mi esencia impetuosa.
Que hermosa eres, amor,
a los ojos de mi alma,
a los ojos de mi hombría.
Los dioses te imaginaron,
y sonrieron el día
en que en su fragua, crearon
el aliento que dio vida
a tu sustancia.
Que hermosa eres
mi amor…
a los ojos de mi alma.