En el año que ahora termina
desperté con mañanas soleadas
y con mañanas grises
y agradecí a Dios la vigilia
y las notas y los ruidos del día
y extender mi mano y sentir la de Frizia
y escuchar a lo lejos
las pisadas de mi hijo
y luego tocar mi frente
y saber que envejezco
perteneciendo a una mujer
a un hijo
a un rumbo
En el año que ya termina
también desperté
en las mañanas gemelas del sueño
y agradecí a Dios el sueño
y hablar con mi padre
y estar en la casa de antes
y beber café
y sentir que no morimos del todo
Polanco, D. F., 31.12.11