Ya no quiero desearte nada
ni desearte a ti,
pues por ti soy así,
comparable a la nada,
sintiéndome en ningún lugar,
necesitando siempre
lo que nunca he tenido.
No puedo perder lo que no ha sido mío
y por eso me voy,
no voy a decirte adiós,
el que sepas por siempre que te amo
será mi mejor despedida,
pues si te digo que me alejo,
quien no lo supere pronto, seré yo,
y dudo mucho que tú me extrañes.
Quizá si desaparezco de repente
algún día te preguntes que fue de mí
y suspiraras al recordar cuanto te amaba
y de los besos que te daba
y de mi ternura y de mi mirada,
de las noches, de los días
que juntos disfrutamos de nuestra compañía.
Me regalaste el cielo y no me conforme
porque yo te quería a ti,
te quiero a ti,
pero eres que el cielo, aun más lejano.
Cambiare mi color para que nunca me encuentres,
mi ropa, mi cuerpo, mi forma de mirar,
mi forma de amar
las hare distintas,
que no quede nada de mí en ti,
que no quede nada de ti en mí.
Amor mío, mi bien,
martirio y desventura,
pasión y ternura,
que te bendiga Dios.