Tengo el corazón en la mano derecha,
la copa de vino en la zurda,
tengo tus recuerdos a flor de piel
y las ganas de besarte, en la punta de la lengua.
Mi diestra resalta, fiel a su estilo,
el parafraseo que aflora de su verbosidad
para develar y desnudar íntegro
el corazón y sus cómplices sentimientos.
Pero la razón me aconseja
solo sonreir...