La luz, tímidamente
ilumina tu altura de diosa,
se acerca por los pies
a hurtadillas
como quien teme profanarte,
te muestras triunfal,
erguida, inalcanzable,
dueña de la ciudad,
guardiana inaccesible,
musa que atrapa y rinde al viajero,
al transeúnte,
al poeta.
Mi corazón será
tú amante y fiel esclavo,
divina Seu
de esta ciudad sublime.