Amada Eloisa,
Hoy quiero escribirte unas cuántas líneas olvidadas
Para que en ellas vivas y descanses un momento
Alejada del mundo
Sin luna y sin tormenta.
Te escribo bajo el resguardo de una lluvia de fondo
Que me inunda el pensamiento
Con el recuerdo de tus lágrimas
Una lluvia espesa de goterones fríos
Parecida a un incontable batallón de recuerdos oscuros
Que atraviesan mí desvaído corazón como puñaladas.
Te escribo porque te amo.
Porque quiero acortar con mis palabras
Este espacio que existe entre nosotros
Desde el último beso que me diste.
Veneno de rosas que siempre pones en mis labios
Para hacerme irremediablemente tuyo
Con la verdad irrefutable de que siempre logro sobrevivirte
Para de nuevo volver a amarte.
Te escribo de mi puño y letra,
Para que no tengas dudas de la intención de mis manos,
Para que en ellas encuentres la tierra firme de mis huesos,
Y yazcas desprevenida como en una pradera
Adornada de incontables y rumorosas rosas.
No te escribo con el amor de unas manos que gozan de escribirte
Te escribo con el tormento de unas manos que mueren por tocarte.
Te escribo con el calor que ha quedado de tu cuerpo
En el inmenso espacio de estas cobijas muertas.
Te escribo con la tinta indeleble del tiempo
Para que nunca se borre que he estado aquí
Perdiéndolo en vacuidades poéticas
Viéndolo transcurrir, escabullirse, burlarse de mí
Escribiéndose en un papel que no es tu piel
Pasándose como este recuerdo que no es tu cuerpo.
Es que te escribo sin querer escribirte
Para que leas que te amo, simplemente que te amo.
Te escribo para que de hoy en muchos días
Cuando vuelvas tu pensamiento atrás
Y estés entre mis brazos como siempre
Lleves del papel mis manos a tu cuerpo
Y del pensamiento mi mirada hasta tus ojos
Y así, tal vez
Yo olvide este momento que he perdido
En la amargura de una ausencia sellada
En que un niño te veía,
Y a cambio de vivirte te soñaba.