Náufrago del desierto entre calles que van sin direcciones.
En un mar seco siempre te has hallado.
Bailas al compás de flautas sin canciones.
Tu cuerpo es ágil y bronceado.
Reloj de veneno precipitado.
Y cristales de sal que laceran.
Lengua bífida el paso hacia la muerte.
Húmeda y fresca, hermosa serpentina viviente.
Tu estigma: la vileza. Según cuenta la gente.