Un inocente y curioso pichón
conversando sereno en el nido
dijo a su madre con desazón:
¿Por qué no tenemos libre albedrío?
¿Por qué no somos parecidos
en eso al género humano?
¡Podríamos razonar distinto,
y no valernos del instinto
que es nuestro único aliado!
La madre en base a lo preguntado
a su pichón tiernamente acurrucó
bien apretado en sus alas,
y sabiamente le contestó:
Porqué así nunca tendremos vida vana
Porque así, no nos alejaremos de Dios.
AUTOR: Alejandro J. Diaz Valero
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Maracaibo, Venezuela