Deja que la serpiente me mire,
Como mi voz que silencia,
Siento tanto como el que muere,
Estoy tan frio como sin alma,
Estoy en un lento carrusel,
Un oso de peluche al lado se sienta,
Y alla a lo lejos acarician mi piel,
Demonios llorosos que se queman,
Muy dentro el mundo se despedaza,
Y por fuera todo es apariencia,
Una sonrisa gloriosa, que no es de mi persona,
Una tristeza que como cuervo por mi vela,
Espero junto a la montaña rusa el vivir,
Emoción, dolor, adrenalina, y Morir,
Porque me he perdido en la casa de los espejos,
Jamás fui más que un simple reflejo,
Estrella pentagonal que me irritas,
Seducida por mi humanidad,
Y como un juego mi gracia te llevas,
Y de nuevo soy polvo en la tierra,
Resbalo,
En las sombras que en mi permanecen,
Tan cerca estoy y tan lejos de la redención,
Como en el columpio en el que se crece,
Parto mis uñas hasta los husos sangrar,
Teniendo en la lengua el algodón de la hipocresía,
Astuto demiurgo que cobra por la vida y la entrada,
Cuando es falso boleto de una vida no en donada,
Todo está reducido a una carcajada y un lloriqueo,
Cuando al fin me bajo de la montaña rusa.
y ya no tengo ni un centimo.