Ana Maria Delgado

ARANDO EL CAMINO

Le reclamo a mi memoria 
el recuerdo de tu boca esquiva,
ansiando que tu aliento reviva 
mis  sueños congelados.
 
Le imploro al viento me traiga
el aroma de tu cabello y de tu piel,
para que  sacuda  mi cuerpo 
y despierten mi alma
porque siento que agonizo.
 
A la lejanía le pido
acerque tu silueta difusa,
para que disipe para siempre
la soledad que me acompaña.
 
Exijo a la niebla  y la llovizna
liberen el resplandor de tu mirada,  
para que se tiñan de colores
mis atardeceres, mis noches y alboradas.
 
Insto a la lluvia que arrecie
y humedezca mis resecos terrenos
para que sea posible
rasguñarlos a diario
liberándolos de rastrojos
y raíces de mala hierba
y asi poder sembrar en ellos
tus sueños y mis esperanzas,
y en época de cosecha
bajo la luna y el sol,
levantar nuestras almas
y nuestros cuerpos hambrientos
y devorar emocionados
el fruto de nuestro esfuerzo.