A veces quiero reír
cuando mi pecho necesita llorar.
Llorar todo el dolor que hay en mí
desde el día en que tú ya no estás.
A veces yo lamento sentir
todo el amor que no puedo entregar
pero yo no me niego a ser feliz
si aún te amo con total libertad.
A veces sólo quiero morir
porque sé que ya no volverás.
No me importa el pasado o el porvenir
si el presente no lo puedo cambiar.
A veces uno aprende a vivir
con más sueños de los que puede contar
y a vivir con la suerte de poder sonreír
y con este consuelo de poder aún llorar.