Yo nunca entendí al amor
ni intente estudiarlo
más al contrario me deje poseer
y me sometí a él,
como se somete uno al Dios
y al esplendor de las cosas que llego crear,
y me entregue a ti,
cerrados los ojos,
si me engañabas no me importo,
si me mentías no me valió,
porque para mí tú eras un ángel,
mi ángel,
mío nada más!
Tu mano en mi mejilla era mi delirio,
tú conversación;
y cuando me cantabas esa canción
me enamoraba más de ti.
Yo fui feliz aun con mis ojos cerrados.
Y hoy cierro mis ojos para recordar