La muerte escondida en el viento,
me abría las puertas de su hogar,
de viejas cruces y campos yermos.
Las almas me invitaban a bailar,
con frases perdidas en el tiempo,
que jamás las iban a olvidar
gritaba Castilla padeciendo,
grande y pequeña Castilla rural,
me la encontré en un cementerio.
Las vacas los pueblos devoran,
metáfora en pasado y presente
bajo los ojos de cruz señora,
vieja predicadora silente.
Y ahora sólo viejos recuerdos
van persiguiendo fumatas blancas,
cada brizna de hierba y el fuego
harán el amor, nacerán papas,
y a Castilla darán el cielo,
sí, la muerte saca su guadaña.