Por el fregadero en lento remolino,
siguen mis letras su continuo camino.
Sin saber la frase siguiente,
antes de esta aparecer
se pierde en el torrente.
Cansado de esta lucha desigual,
me dejo arrastrar por la corriente,
Entro en un túnel oscuro,
donde solo veo muros
plagados de líquenes y musgos.
¿A donde llegará el final del camino?
Solo Dios y el destino tienen la respuesta.
Me entrego a ellos sin más vuelta
y que sea lo que ambos dicten,
si este es el final solo y triste,
de mis amadas letras,
o simplemente un remanso,
antes de seguir subiendo la cuesta.