No hagas caso a mis réplicas,
que mudas, por vez última caerán
hermanas de lágrimas perdidas,
tu rostro es un poema sin musas,
a tu lado muertas, no las miras,
pues son pasado, y el presente,
qué es el presente sino tu vida
y el futuro tan cierto como fiel.
El hombre en la montaña de plata*,
“no hables a los extraños” decía,
me pregunto quién es el extraño,
aquél juego y su meta vacía,
quién señala tu locura y ríe.
*Ronnie James Dio