Sigo pensando que no tengo remedio
para lidiar con esta fragilidad.
Sé que te he perdido,
pero qué le puedo hacer,
si te llevaste mi día,
mi noche y mi atardecer,
mis suspiros, mis miedos,
mi temor de perder.
Ahora ya no temo.
He perdido lo más grande de mi ser;
tu presencia alumbraba mi querer
y mis te amos no te harán volver,
mis extraños sólo llorarán
en la más clara oscuridad,
en un espejo roto
en pedazos de soledad.
Te miro y recuerdo que jamás te he visto,
enamorada del viento y del destino,
aclamada de llanto y dolor,
del sufrimiento.
Te reclamo, pero qué más
puedo amor,
sino callarme
con un grito en silencio y pavor
de lo que pueda pasarme.
Si no estás en mi vida
todo los días ahora son noches.
sólo alcanzo a contestar
tu adiós.