Me lanzo inapropiadamente
hacia el interior de mis quebradizas persistencias,
y aunque reconozco débilmente la fuerza
que me vincula al tiempo,
me cuesta de nuevo la vida probar a mi manera.
Me enfrento sin recursos al crecimiento que preví libre,
y tiro cuidadosamente de mis arrebatos
para evitar que se enredenal pensamiento
que mejor me viene.
Me hago extraño,
confiando, pobre marioneta,
en los hilos que penden del cielo de la impermanencia;
llegando a creer por un momento,
pobre ciego,
que en ese arrebato de clarividencia cabe todo.
Y todo lo que suena reales casi siempre la invisible mareta
golpeando pefectamente contra nuestros ojos.
Qué haremos,
al desplazar de la ilusión lo inmutable.
Que no un retorno desprendido del caos,
una chispa tiernaque nos asegure mansos.
Más allá del amor había alguien,
tan semejante a ti como a mi,
tan incoherente como yo
y tan hermoso como tú.
Había una prueba irresistible
con sabor a realidad tardía
una tierra escondida trás el sol de mediodía,
un hecho conciliable, una palabra mía.