"Lluvia torrencial de caricias y besos,/ muero en tu piel ahogado en tus aguas,/ para un aguacero de esos/ son inútiles los paraguas".
Ámame así como soy, en mi locura
y no le des oportunidad a la cordura
porque puede que no sea lo mismo,
el amor no es predecible ni evidente,
amémonos bajo el riesgo muy latente
de caer ambos de pronto en un abismo.
Un amor sin atrevernos no es intenso,
en mis desvaríos eso es lo que pienso
cuando mis ideas locas vienen y van.
Puede que mis razonamientos den risa,
pero no es igual el soplo de una brisa
al bramido indetenible de un huracán.
Podemos buscar para hacernos el amor
sitios que es posible que no sean lo mejor,
en las escaleras, en el sofá, en el piso...
Tenemos que convenir amor, en todo caso,
que para besarnos, para un cálido abrazo,
ningún lugar o paraje en especial se hizo.
Porque si tenemos el detalle de ser locos,
entonces podemos amarnos como pocos
en donde a nosotros nos dé la real gana.
Sin críticas, sin reclamos, sin un reproche,
amarnos allí donde nos agarre la noche
y continuar donde nos sorprenda la mañana.
Por eso es buena tanta locura, tanta demencia,
pues no necesitamos del permiso, de la licencia
que nos conceda una sociedad que es aburrida.
Que no entiende que a ambos cada segundo
se nos llena de deseo, de lujuria nuestro mundo
y nos llena de unas emociones únicas la vida.
No me importa ser demente, sé que a ti tampoco,
prefieres sentir cómo explotas cuando yo te toco
y no la pasiva sensación de una relación corriente.
Camisa de fuerza que nos traigan a ambos al amar,
para que en nuestra total locura nos vean mandar
al diablo cualquier crítica que nos haga la gente.