Una joven enamorada
vio al amor sonreír
y como estaba ilusionada
no vio la conducta vil.
con su ingenuidad infantil
y la pureza de su alma
entregó la flor de su jardín
sin detenerse ante nada;
y cuando estaba embarazada
de aquel que la poseyó,
comprendió la mala jugada
cuando él la abandonó.
la joven lloró y lloró;
era inmenso su sufrir,
aún así quiso parir
el fruto de aquel amor;
de nada valió el clamor
de una familia entera,
ella valiente y serena
vio como las habas se cuecen
y esperó los nueve meses
a la orilla del barranco
esperando el día del parto
viniese lo que viniese.
Ese día se vio feliz
abrazando a su criatura
una niña en sus brazos vi
toda llena de ternura;
tenía su cara, su negrura
y la mirada inocente
de su madre, también tenía
que era como luz del día
en horas del sol naciente;
pero luego tristemente
la joven de nuevo sucumbió
y su llanto en el hospital
a todos nos conmovió
en la sala maternal;
pues veinticuatro horas después
su angelito al cielo se fue
de este mundo terrenal
y nadie supo el porqué
de este tan triste final.
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