Escucho esa voz, cuanto puedo…
Le obsequio rosas en forma de atención…
Y chocolates rellenos de pasión…
Cuanto amor! Perdido ante su caminar…
La dibujo hasta en el viento, para que corra libre…
Para que algún día regrese y me acaricie…
La sueño despierto, la beso dormido…
Pienso en ella, y mi mente emblanquece, se llena de silencio, paz a cada extremo interno…
La recuerdo en mis brazos, tatuada en cada palmo…
Los cuervos del olvido quieren sacarme de los ojos su recuerdo…
Pero basta el perfume de ensueño, mescla de ángel y tiempo, y caerán enamorados hasta los huesos…
Escucho cantar su aliento, vagamente…
Entre bambalinas de mi teatro abandonado, aun te vez en el eco…
A veces la oigo, esta ahí dentro, contándome un cuento…
Nunca estoy solo, siempre estrujo en seda su recuerdo…
Bendita seas gorrión perdido, extraviada en una rosa del amado…
Cuantas veces esconderte entre poemas no he pensado…
Cada poro ah llorado la partida de tu cuerpo, en frio, en ese color tuyo cual vil sangre…
Bendita luna que me trae tu mirada, ese mismo resplandor…
Cuantas veces no e nacido al alba, y muerto en el ocaso…
Cada tanto renuevo, como la luna que tanto admiras, renazco cada tanto para ti mi cometa…
Esperando el siglo, en que tú viaje en mi duerma…
Y entonces veo esa foto, esa sonrisa...
Se que estas perdida, se que en ese mundo eres feliz...
me pierdo en una noche, desvanezco...
La melancolía destroza el vientre, y las mariposas migran, migran y jamás vuelven...
Rosas que en grises y marrones perecen...
Letras que sucumben a tu nombre, destruyen los muelles...
como olas hunden mi alma, en obscuridad viaja, se envuelve...
y siento como la noche canta, y tú...
tú ya migras al sur y jamás vuelves...