Pedro Aros Castro

Pura pasión


Su padre fue un gran gallo blanco,
de gran porte macizo fornido,
un numeroso harén solo para él,
su madre pequeña y hermosa,
gallinita pasión de bellos colores,
fue la amante furtiva de ese señor.
de esos encuentros nació, mezcla
de gallo blanco y gallina pasión.

Creció vagando solo en libertad,
como no tenia donde reflejarse
se sentía grande como su corazón,
una especie única, pequeño, gallardo
valiente, feroz, amante furtivo también.

Dura resistencia encontraba esta vez
del nuevo amo, un gigante para él,
en feroces batallas por el dominio
se trenzaba el pequeño mestizo,
con agilidad esquivaba golpe mortal,
con cresta ensangrentada el pequeño,
el más grande, su barba hilada de sangre,
aunque era admirable su bravura y coraje
había que intervenir para evitar muriese.

Día tras día peleaba sin claro dominio
maltrecho sin plumas, cojeando y herido
recobrando se en soledad y dolor,
un atardecer lo encontré ciego
arriba del un cerro de piedras,
resignado, permitió una caricia.

Pagó caro el no dejarte dominar,
su osadía sediciosa y rebelde,
el luchar por lo creía, su derecho,
amaneció tendido sobre unas piedras,
de su cuerpo inerte emanaba luz,
la luz de los valientes indómitos,
espíritu que siempre se recordara
eligió la muerte a la sumisión.

Esta mañana clara te despido
con emoción gallito, pura pasión.