Detràs de los bordes de vidrio,
espìo tu mirada incipiente,
y en un coloquio casi espontàneo,
me dejas tu sèquito de palabras.
Lo se, guardan lo que puedes dar,
un desvìo, un permiso o un tal vez,
un impertinente discurso que se cuela,
por lo que contiene tu mirada, lo se.
No lo dices, pero de vez en cuando te leo,
acaricio tus palabras, extraño tus huecos,
tu perpicaz manera de velar, por tu presente,
por mi futuro, por lo que piensan los que nos tienen.