"Para verte sólo necesito el alma, para oírte mi corazón. Y para amarte... existir".
Pasas por la vida para dejar tu huella,
de algún modo todos vinimos a dejarla,
si dejas cosas muy significativas en ella
entonces no habrá manera de borrarla.
Pasas por la vida para dejar constancia
que a muchas cosas buenas contribuiste,
tanto que aunque te separe la distancia
nadie al recordarte podrá sentirse triste.
Sabes que tú jamás pasaste desapercibida
porque tu obra inconclusa nunca se quedó.
Muchos ejemplos de gente que no te olvida
y también el de tu hijo que siempre te amó.
Fuiste digna trabajadora, tenaz, incansable,
yo pocas veces recuerdo haberte visto caer,
muestra total de lo que es ser responsable,
de querer ganar porque sí y no aceptar perder.
No tuvimos nunca las mejores relaciones,
es que la vida a veces nos tiene esas cosas,
fueron tristes para ambos algunas ocasiones
y otras tantas, indescriptiblemente hermosas.
Pasas por la vida mamá y en ella te quedas,
pues nunca más se va aquel que supo vivir,
acércate a mí cuando ya estés bien y puedas
a ver el poema que tu hijo se animó a escribir.
Como un canto a lo que ha sido tu existencia,
como rezo que elevabas al hombre de la cruz,
yo bendigo madre con estas letras tu existencia
y juro que en mi vida nunca se apagará tu luz.