Cuatro murallas partidas
el techo está por los suelos
las vigas entrelazadas,
y en el piso tiradas
las medallas del abuelo.
El viejo que está sentado
en lo que era su refugio,
pintando sombras ausentes
del desorden en la casa.
Tres cantavientos llorando,
con la brisa de la mañana
¿qué más puedo perder?
si el alma me la quitarán,
tendría solo este cuerpo
camino de la alborada.
supiera amigo mío
ver arrancar hasta el sueño,
así de una sola plumada.
Bailando la naturaleza
cerro abajo por la quebrada,
si corrian las rocas
esas que estan clavadas
en la ladera del cerro
por mil años acostadas.
El cielo se llenó de alas,
para estar mas sosegadas,
por que los árboles digo
la tierra sus copas besaban.
En la laguna las aguas,
se batían desesperadas.
Y en la casa del abuelo,
la calma esta botada.
El cristo se desclavó,
la virgen arrodillada,
el pequeño entre las bancas,
una plegaria clamaba.
El valiente héroe mirando
de espalda sobre la calle
ese sol sanguinoliento,
de la tarde que llegaba.
Miré mi entorno en el suelo,
los llantos en nube lloraban,
en mil carrera los hombres,
su alma tranquilizaban.