Llega un momento en que de tanto llorar se te secan los ojos, de que de tanto suspirar terminas muriendo de amor.
Y el corazón de tanta tristeza se marchita, los pensamientos alguna vez libres en el viento, no son más que crisálidas de recuerdos olvidados.
Los labios fecundados de besos, se volvieron cenizas sopladas por el viento.
Los pasos que siempre llevaban hacia ti, se han quedado sin rumbo.