Mente, visión entre las ramas
protege pasos, apagando llamas
de mis ojos, que a ti sólo te reclaman
y en la noche, traen a mi mente tu cara
de mirada infernal y ojos, cual celeste aura
que el viento se lleva consigo, y una azul ventana
el pasado revuelve y confunde el presente, eres lejana
porque yo mismo corro tras de ti incansable, por mi alma
en pena que a través de ti se ve, a través de silencio que mata
a los minutos que mueren sin razón en el día, sin nada.
Arden, papel y tinta sin razón
de ser, salvo un rostro de canción
que no triunfa, y llegando a ser amor
de minutos y meses, vacío desterrador
gritando a todo cuanto ve, por llegar a un rincón
rechazo de tinta inútil hacia él, niégame el dolor
de palabras de acero afilado y sangre, sé negación
y más días de gritos hacia mí mismo, una muerta ilusión
con su fantasma vagando en mí sin sábanas blancas, prisión
blanca impregnada de humo y risas que no quieren salir, dolor.
Ríen, y pisan rojo suelo en paz
consigo mismos, los de la realidad
sin razón alguna, y la oscuridad
que te ha vuelto, en contra de la verdad
perteneciente tan sólo al destino, que está a llegar
con azufre flotando en el aire, y a perturbar
el pasado bello y oscuro que murió, no retornar
del averno en el que llora conmigo siempre, es de cristal
el cielo sobre las llamas de gritos y risas, que son maldad
en tu mirada que no tiene sentido en el mundo, contrariedad.
Inspiras, no tiene sentido
una vida, sin ser tú el motivo
de la demencia, quieres que sea olvido
e inspirar el aire, negro se hace camino
y sale de tus labios, al viento tu destino
es humo que entregas a sonrisa, y los grillos
a tomarte vendrán cuando batan sus alas, esquivos
serán los dulces sueños y sentirás la atmósfera, que dijo
“no me mates” entre gritos de sufrimiento y traición, y gemidos
tan solo quieres para ti y tu interior podrido, mundo perdido.