Arden en las manos las letras
escritas en minúsculas navajas,
queman , hieren,
sangran los dedos cuando las abrazan,
y al miraralas
se corrompen los ojos
y se forman pequeñas fisuras,
reflejos de las entrañas
que poco a poco
al beberlas se desmayan,
¿Quién dice que las palabras se las lleva el viento?
Hay algunas que son de plomo
y matan la esperanza.