Hoy me amenazaron de muerte,
mi alma terca y rebelde,
sin medir las consecuencias
desafió a la delincuencia,
enfrentando a unos imberbes.
Hoy la muerte me hizo un guiño,
y con cierto desaliño,
me indicó con gran premura
un atajo, para llegar a la sepultura,
haciendo breve el camino.
Hoy recibí la amenaza
y ajeno a toda desgracia
sigo mi rumbo sereno,
con el paso del guerrero
que ante nada se quebranta.
Hoy me amenazaron de muerte
demás está que les cuente
que me sobra la razón,
para fijar posición
ante esos delincuentes.
La justicia se levanta
como un grano de mostaza,
por eso sigo en lo mío;
y que ellos, con su albedrío,
decidan si cumplen la amenaza.
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