El viento mece tu recuerdo
lo acuna temeroso de perderte
o de extraviar en el rio del olvido
La miel de tus labios
y la cálida ternura de tus manos.
El río es ya el vertedero
de tu nombre
y del eco de tu voz,
en sus aguas las ninfas cantan
fúnebres odas a tu amor
y entre líquenes y lirios
se duermen mil suspiros
aguardando el sueño eterno
en que se rompa el cristal de la quimera
y en sus pétalos de agua
mi cuerpo se vista de olvidos,
mis manos de ausencias
y mis ojos de una última gota de sal.