Y después de encontrarnos, cara a cara,
verás mi rostro -ungido por tu ausencia-
no diré que estoy triste,
porque en mis ojos
-estos ojos-
que han de cerrarse un día
esconderán mil preguntas, sin respuesta,
pero sé que vendrás con un pasado
a revolver mi presente con recuerdos,
vendrás como llega el otoño
o la primavera quizá
o aquél invierno,
en que dejaste el cuarto y te marchaste
-vendrás lo sé-
a calentar el tálamo
a curar de mi pecho aquella herida,
a dejar en mis labios sólo un beso
un ósculo invernal
como aquél día.