No soy de ti, ni de mí, ya no lo soy.
De lo mucho de mí, no queda nada:
robadora eres de mí, no robada;
no es verdad que, robándote, yo estoy.
Hice cielo lo que lo que sepulcro es hoy.
¿Qué mujer a tu altura fue elevada?
De ternuras de amor, ¿Quién más colmada?
No queriendo de ti nada, me voy.
Con penas de sufrir por ti, me alejo.
Si te quejas, que no sea mintiendo:
parte del corazón, contigo, dejo.
Y mi vida sin ti, se va, muriendo:
de que de mí te quejes, no me quejo;
pues por ti vivo, sin querer, queriendo.
Diego Cobos. XII – I - MMXII