TU, SIEMPRE TU
Una rodaja de sol se colaba por la ventana para acompañarte, y
eso era suficiente para observar
la ternura de tu mirada.
Me siento pequeño ante tanta manifestación de ese
par de ojos que reflejan toda la belleza
que pasea dentro de tu cuerpo.
Tu, seguías agitando el humeante café, que sobre la mesa
esperaba, mientras tus manos se posaban dulcemente sobre la cuchara, las
mismas que muchas veces apretaron a las mías como
alas que querían volar.
Y tus pies que algún día te transportaron al lugar donde nos conocimos.
Cuantos caminos anduvieron buscando la felicidad.
Hermosos pies.
Robi